
Una familia riojana necesita más del doble del salario mínimo para no ser pobre 65433r
Un informe del ISEPCI en conjunto con Libres del Sur reveló que en mayo la Canasta Básica Alimentaria en La Rioja aumentó un 2,5%. 69v1y
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Durante una entrevista en Radio La Torre, Lucas de la Fuente, coordinador de Libres del Sur en La Rioja, compartió los resultados del relevamiento mensual de precios realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI). El informe muestra un dato estremecedor: entre abril y mayo, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) en la provincia aumentó en $11.000, alcanzando los $503.000. Esto representa una suba del 2,5% mensual, muy por encima de los aumentos salariales, y empuja a miles de familias riojanas a la indigencia.
“Hoy, con un salario mínimo vital y móvil de $308.000, ni dos sueldos en un hogar alcanzan para no ser pobres. Una familia tipo necesita $1.146.000 para superar la línea de pobreza”, aseguró De la Fuente.
El relevamiento se realizó en almacenes y comercios de cercanía, donde la mayoría de los sectores populares hace sus compras. De la Fuente explicó que los aumentos no solo deterioran la capacidad de compra, sino también la calidad nutricional: “La gente come cualquier cosa. Lo que puede, no lo que necesita. Y eso tiene un impacto directo en la salud. Se incrementaron las consultas médicas por problemas gástricos y nutricionales. Los nutricionistas recomiendan dietas imposibles de seguir por el costo”.
La canasta evaluada incluye los 57 productos que toma el INDEC, siempre buscando la opción más barata del mercado. Sin embargo, el encarecimiento es inevitable. “Aunque bajen algunas marcas por las importaciones, los productos siguen subiendo. Y si vuelve la misma marca del mes pasado, cuesta mucho más. La calidad se devalúa cada vez más”.
Además, denunció que mientras el Gobierno nacional impone salarios pisados, define por decreto el salario mínimo y niega homologaciones de acuerdos privados, los alimentos siguen subiendo sin freno. “El salario aumentó un 133% desde que asumió este gobierno, pero la canasta alimentaria subió un 172%. Hay un 40% de pérdida del poder adquisitivo solo en comida”, detalló.
La crisis también ha generado cambios estructurales en los hábitos de consumo. La carne vacuna ha sido reemplazada por pollo o cerdo, y muchas familias ya no compran frutas ni verduras. El testimonio de Lucas es claro: “Ya no compro en mayoristas, no me alcanza. Dejé de consumir muchas verduras. Ni hablar de un kiwi”.
La alimentación deficiente golpea con fuerza a los niños, y eso preocupa especialmente. “Hay casas donde se reemplaza la leche por mate cocido y se llena la panza con pan. No hay lácteos, ni proteínas. Hay una degradación absoluta en la calidad de vida”.
Otro dato preocupante es que los comedores populares no logran contener la demanda creciente. “El Estado nacional solo manda harina y mate cocido. Y mientras tanto, los alimentos se pudren en los galpones del ministerio. Hay un abandono absoluto de las funciones básicas del Estado”, expresó con dureza.
Por último, Lucas destacó que la pérdida del tejido social también se está profundizando: “La gente ya no se indigna como antes. Estamos cayendo en la expatía, el reverso de la empatía. Vemos a abuelos golpeados, a niños descalzos y no reaccionamos”.